En Florida, se ha aprobado una ley que regula el acceso de los menores de edad a redes sociales como TikTok, Instagram y Facebook. Según esta nueva normativa, los menores de 14 años tienen prohibido el uso de estas plataformas, mientras que adolescentes de 14 y 15 años necesitarán autorización de sus padres o tutores para crear cuentas.

La Ley HB 3, sancionada por el gobernador Ron DeSantis en marzo de 2024, también exige que las plataformas implementen sistemas de verificación de edad, incluyendo escaneos faciales y otros métodos de identificación. Las empresas que no cumplan con estas medidas podrían enfrentarse a multas de hasta 50.000 dólares por cada infracción.

Paul Renner, impulsor de la ley y ex presidente de la Cámara de Representantes de Florida, destacó los riesgos que representan las redes sociales para la salud mental de los menores, como el ciberacoso y la explotación. El gobernador DeSantis también defendió la medida, asegurando que fortalece la seguridad infantil y otorga mayor control a los padres sobre el entorno digital de sus hijos.

Sin embargo, esta normativa ha generado controversia. Organizaciones como la Asociación de la Industria de la Computación y las Comunicaciones (CCIA) y NetChoice, que representa a gigantes tecnológicos como Google y Meta, han presentado una demanda alegando que la ley vulnera la Primera Enmienda al restringir derechos de expresión y acceso a información.

El caso está en manos del juez Mark Wilson, con una audiencia clave programada para el 28 de febrero. Por su parte, la fiscal general de Florida, Ashley Moody, ha accedido a suspender temporalmente la aplicación de la ley mientras se evalúa la solicitud de una orden judicial preliminar.

La HB 3 también incluye disposiciones para verificar la edad en sitios con contenido para adultos, aunque plataformas como Disney+ están exentas de estas restricciones. La implementación de esta ley podría obligar a las empresas tecnológicas a rediseñar sus servicios para cumplir con las normativas.

Mientras tanto, el debate refleja una tensión entre la protección infantil y los derechos digitales, destacando a Florida como un estado pionero en la regulación estricta de las redes sociales. El futuro de esta legislación dependerá del fallo judicial y de cómo se equilibren estas prioridades.

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