Cuba enfrenta un alarmante brote de hepatitis A, vinculado al consumo de agua contaminada, según el Dr. Francisco Durán, director nacional de epidemiología. Esta situación refleja el deterioro de las condiciones de salubridad en varias regiones del país, donde la calidad del agua potable se ha visto comprometida por contaminación albañal y otros factores.

La hepatitis A, enfermedad viral que afecta principalmente al hígado, se está propagando rápidamente debido a las precarias condiciones higiénicas. Entre los síntomas reportados destacan fiebre, malestar general, ictericia (coloración amarilla de la piel) y complicaciones digestivas. Durán subrayó la importancia de hervir el agua y cocinar bien los alimentos para reducir el riesgo de infección.

Para combatir el brote, se están distribuyendo productos como hipoclorito de sodio al 1% en las farmacias, aunque esta medida resulta insuficiente frente a la magnitud del problema. El acceso a agua potable segura sigue siendo una necesidad urgente que las autoridades no logran garantizar en medio de la creciente crisis sanitaria.

Además del brote de hepatitis A, otras enfermedades como el dengue y el virus del Oropouche agravan la situación. El dengue, transmitido por mosquitos, ha causado numerosos ingresos hospitalarios y muertes, aunque no se dispone de cifras oficiales. Por su parte, el virus del Oropouche afecta ya a 15 provincias, con síntomas generalmente leves, pero que también pueden presentar complicaciones.

Este panorama sanitario evidencia la falta de recursos y planificación adecuada para prevenir y controlar enfermedades, dejando a la población cubana expuesta a riesgos crecientes. La combinación de insalubridad, falta de agua potable y limitada capacidad de respuesta de las autoridades pone de manifiesto la urgente necesidad de mejorar las condiciones básicas de vida en el país.

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