El Partido Comunista Chino (PCCh) anunció la expulsión de Tang Renjian, exministro de Agricultura, por "graves violaciones disciplinarias" y acusaciones de soborno. Según un comunicado oficial, Tang habría utilizado su cargo para otorgar beneficios a cambio de grandes sumas de dinero y objetos de valor, además de ser calificado como "moralmente corrupto" y "codicioso".

La investigación sobre Tang inició en mayo de este año, culminando en septiembre con la designación de Han Jun como su reemplazo en el ministerio. Las poderosas comisiones anticorrupción del PCCh y del Estado detallaron que, además de los sobornos, Tang fue ineficaz en implementar las políticas del régimen y tomó decisiones “a ciegas”.

La nota también informó que las ganancias ilícitas del exministro serán confiscadas y su caso será remitido a la Fiscalía para su procesamiento penal.

Sin embargo, esta no es la primera purga ministerial en el último año. Otros altos funcionarios, como el exministro de Relaciones Exteriores Qin Gang y el exministro de Defensa Li Shangfu, fueron destituidos en circunstancias similares. Estas acciones parecen reflejar un patrón en el que las luchas internas del Partido se resuelven bajo el paraguas de la lucha contra la corrupción, una herramienta que Xi Jinping ha utilizado ampliamente para consolidar su poder.

Aunque el régimen chino se presenta como comprometido con la eliminación de la corrupción, las expulsiones de figuras prominentes también sugieren un uso estratégico de estas investigaciones para controlar a la élite política y económica del país. La falta de transparencia en los procesos y las acusaciones genéricas como "decisiones a ciegas" dejan abierta la posibilidad de que estos casos sean más una maniobra política que un verdadero esfuerzo por erradicar las malas prácticas.

Con estas medidas, Xi Jinping refuerza su control sobre el PCCh, pero también pone de manifiesto la opacidad y centralización del poder en un sistema donde las purgas selectivas parecen ser la norma más que la excepción.

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