El derrumbe de la salud pública en Cuba: mala gestión, escasez y silencio oficial
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 29 de diciembre de 2025
Una investigación del Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana (OCAC) desmonta el discurso oficial que atribuye el colapso del sistema sanitario cubano a factores externos o contingencias imprevistas. El informe, publicado en diciembre de 2025, concluye que la crisis hospitalaria y epidemiológica que atraviesa la isla es consecuencia directa de decisiones internas sostenidas en el tiempo, que han debilitado la capacidad del Estado para garantizar la salud pública.
Según datos oficiales citados por el OCAC, más de tres millones de personas se han enfermado en Cuba por una epidemia de arbovirosis —dengue, chikungunya y oropouche— que se ha extendido por todo el país. Lejos de tratarse de un fenómeno aislado, el brote se desarrolla en un contexto de infraestructura hospitalaria deteriorada, escasez crónica de medicamentos, falta de insumos básicos y éxodo masivo de personal sanitario, unido a una marcada opacidad en la información gubernamental.
El informe revela que 255 de los 395 medicamentos que BioCubaFarma debía suministrar al Sistema Nacional de Salud hasta enero de 2025 estaban en falta, lo que representa casi el 65% del cuadro básico. Desde entonces, la empresa estatal no ha ofrecido actualizaciones, impidiendo conocer el nivel real de desabastecimiento. Paralelamente, la inversión pública en salud y asistencia social promedió apenas el 2% del total nacional en la última década, mientras que el sector turístico controlado por GAESA absorbió más del 31%, según cifras oficiales de la ONEI.
La debacle también se refleja en el capital humano. Entre 2023 y 2024 el país perdió 5.399 médicos, acumulando una caída de 30.767 profesionales desde 2021. El programa del médico de la familia se redujo a la mitad en apenas un año, y el personal de enfermería disminuyó en más de 15.000 trabajadores desde 2021. A esto se suma la pérdida de 7.144 camas hospitalarias entre 2019 y 2024, especialmente en hospitales generales, pediátricos y policlínicos.
Las deficiencias en saneamiento ambiental agravan la situación. En La Habana solo se recoge diariamente el 68% de los residuos sólidos, lo que genera focos infecciosos permanentes. La falta de brigadas y recursos limita el control de vectores, facilitando la propagación del mosquito transmisor de enfermedades.
Ante la ausencia de medicamentos y material médico, la población depende del mercado informal o de remesas del exterior. En hospitales y policlínicos escasean desde jarabes pediátricos hasta guantes, jeringas o sales de rehidratación. Médicos entrevistados señalan que, sin pruebas diagnósticas, muchos casos se clasifican como “síndrome febril inespecífico”, ocultando la verdadera magnitud del brote.
El OCAC alerta además sobre un subregistro de muertes. Mientras el Ministerio de Salud reconoce 33 fallecidos por arbovirosis hasta diciembre de 2025, el Observatorio estima al menos 8.700 muertes aplicando tasas de letalidad moderadas, una cifra muy superior a la oficial. Profesionales sanitarios denunciaron directrices para no consignar estas enfermedades en los certificados de defunción.
El informe, coordinado por José Manuel González Rubines y auspiciado por Cuba Siglo 21, concluye que el colapso sanitario cubano no es resultado de conspiraciones ni desastres inevitables, sino del abandono estructural, la mala gestión y la priorización política de sectores ajenos a la salud de la población.
Fuente: Infobae