En un mensaje difundido en vísperas de Nochevieja, el jefe de la misión diplomática de Estados Unidos en Cuba, Mike Hammer, dirigió palabras de felicitación y solidaridad al pueblo cubano, reconociendo de manera explícita las duras condiciones que han marcado la vida en la Isla durante el último año. Sus declaraciones ponen el foco en las dificultades cotidianas que enfrentan millones de cubanos y en el anhelo de cambio que persiste dentro de la sociedad.

Hammer señaló que los “cubanos de a pie” han atravesado un año especialmente complejo, caracterizado por apagones constantes que afectan la vida doméstica y la actividad económica, la propagación de enfermedades como el chikungunya y otros virus, así como una profunda crisis sanitaria. A ello se suman problemas visibles en las ciudades, como la acumulación de basura en las calles, y el impacto de fenómenos naturales, entre ellos el huracán Melissa, que agravó aún más la precariedad existente.

Uno de los puntos más sensibles del mensaje fue la referencia directa a la represión, que —según expresó— impide que los ciudadanos se expresen libremente. Al mencionar este aspecto, el diplomático estadounidense aludió a una de las principales denuncias de organizaciones de derechos humanos dentro y fuera de Cuba: las restricciones a las libertades fundamentales y la persecución de voces críticas, especialmente en un contexto de crisis económica y social prolongada.

Lejos de limitarse a una enumeración de problemas, el mensaje incluyó un componente político y simbólico de alto impacto. “De parte de los Estados Unidos queremos que esa ambición, ese deseo del pueblo cubano por un cambio se realice en el 2026”, afirmó Hammer. Con estas palabras, la misión diplomática estadounidense expresó su respaldo a las aspiraciones de transformación que, pese a la adversidad, continúan presentes en amplios sectores de la sociedad cubana.

El pronunciamiento llega en un momento en que la población enfrenta un creciente desgaste social, con salarios insuficientes, escasez de alimentos y medicinas, y una emigración masiva que ha vaciado comunidades enteras. En ese contexto, el mensaje fue interpretado por muchos como un gesto de reconocimiento internacional a la resiliencia del pueblo cubano y a su derecho a aspirar a un futuro distinto.

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