Donald Trump está a unas horas de culminar su mandato. El presidente abandonará la Casa Blanca y comenzará la carrera de su vida. Justificar cada una de las acciones controversiales de su gobierno le llevará un largo período.

Rompió con los estándares del bipartidismo de Estado Unidos. Gobernó como si hubiese sido un candidato independiente. Millones de estadounidenses abrazaron su discurso transgresor y se alejaron de posturas moderadas. Su carisma en la representación de los sentimientos más reprimidos de las masas, le permitieron tomar las riendas de un fenómeno llamado “trumpismo”. 

El pulso con los poderes del Estado fue el más cruento jamás registrado. En 2019 Estados Unidos vivió el cierre de Gobierno más largo de su historia. El afán por obtener los presupuestos para el muro de la frontera sur enfrentó a Trump con la Cámara. Su obra insignia, continuará siendo cuestionada por años. 

Su diplomacia rompió con los cánones de lo imaginable. Presionó al gobierno de Ucrania para sacar información contra Biden. Cruzó la frontera del enemigo atómico, Corea del Norte. Desmembró en un ataque con drones a la segunda persona más importante de Irán. Negoció con los talibanes. Llevó la embajada de Estados Unidos a Jerusalén y coordinó hasta el último momento el más ambicioso proyecto de paz entre árabes e israelíes. En pocas ocasiones una nominación al Nobel de la Paz tuvo tanto sentido. 

El coronavirus fue el final más indigno para un gobierno tan interesante. Donald Trump no supo lidiar con la pandemia. Se irá del poder cargando 400 mil almas sobre su conciencia. Arrastró al país a la peor crisis sanitaria desde la “gripe española”, hace un siglo. Su manejo de la crisis del covid-19 fue la peor del hemisferio occidental. Por los errores que implican vidas humanas, siempre se debe dar cuenta. 

Un hombre impulsivo es el peor enemigo de sí mismo. Trump fue incapaz de controlar su lengua. Perder las elecciones le empantanó políticamente. Su interpretación muy personal de la “Pimera Enmienda” le amparó en su delirio para incitar el mayor acto de insurrección desde la guerra civil. El asalto al Capitolio el 6 de enero será un fantasma que le perseguirá hasta su muerte.

Trump se lleva el premio del “Nunca Antes”, su gobierno está lleno de récords. Nunca antes un presidente se enfrentó a dos impeachment, nunca antes un gobierno americano no inició una guerra, nunca antes un gobierno en Estados Unidos cuestionó la democracia, nunca antes un presidente pretendió violentar la democracia.

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