Cuba en crisis: roban cercas y estructuras públicas mientras el país se desmorona
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 5 de diciembre de 2025
Una denuncia publicada por el periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso ha vuelto a exhibir la magnitud del deterioro social que atraviesa Cuba. En medio de una crisis económica que no deja respiro, la delincuencia y la apropiación de bienes públicos se han convertido en un fenómeno cotidiano que avanza sin freno y sin consecuencias. Esta vez, el escenario de ese desmantelamiento es el área deportiva Guamá, en Pinar del Río, pero los hechos —según advierte el propio periodista— se repiten en centros estatales de varias provincias, incluida La Habana.
Alonso compartió imágenes y testimonios sobre un proceso que parece sacado de un país en ruinas: la cerca perimetral de Guamá está siendo robada tubo a tubo. “Están cortando los tubos y se los están llevando”, escribió, señalando que los ladrones ya habían comenzado de la misma manera con las barandas de la pista de motos. Como no hubo consecuencias, continuaron avanzando con la cerca metálica, hasta desaparecer por completo el tramo que da a la Carretera Central: varios cientos de metros arrancados en silencio, a la vista de todos y sin intervención de ninguna autoridad.
La denuncia es aún más grave si se tiene en cuenta que Guamá no es un espacio aislado. Es el mayor complejo deportivo de Pinar del Río y está ubicado en pleno centro de la ciudad. Sus instalaciones incluyen tres terrenos de béisbol, una cancha de fútbol, áreas para baloncesto, voleibol, balonmano y una pista de patinaje que, como tantos otros espacios públicos en Cuba, quedó inutilizada por el abandono oficial. Sin embargo, ni su ubicación estratégica ni su importancia comunitaria han impedido que sea desmantelado pieza por pieza.
Lo más alarmante es que la respuesta institucional ha sido casi caricaturesca: en lugar de reponer la cerca o detener el saqueo, alguien decidió colocar palos improvisados para sustituir los tubos robados. La imagen, que circula ampliamente en redes, sintetiza el estado actual del país: un deterioro material tan profundo que obliga a recurrir a soluciones absurdas, incapaces de frenar la destrucción.
La situación no es exclusiva de Pinar del Río. “En varios centros de otras provincias también se llevan las rejas que delimitan el perímetro”, advierte el periodista. Es un patrón que refleja la desesperación de una población golpeada por la inflación, la escasez y los salarios simbólicos. Una realidad en la que cualquier metal, cable o estructura se convierte en mercancía, y donde el Estado carece de capacidad —o voluntad— para proteger su propio patrimonio.

El robo permanente de tuberías, cercas, barandas, tapas de alcantarilla, cables eléctricos o piezas de infraestructura ya forma parte del paisaje cubano. En muchos barrios, las luminarias no funcionan porque se han robado los componentes internos; en otros, los parques pierden bancos y juegos infantiles; en ciudades enteras, las líneas de cobre desaparecen para revenderse en el mercado negro. El país parece desmontarse a sí mismo en cámara lenta.