El campeón panamericano cubano Luis Patterson reveló detalles del momento en que, con 23 años, decidió abandonar la delegación nacional asistente a la Copa del Mundo de Berna, en Suiza, celebrada en noviembre de 2019.

Patterson, quien llevaba alrededor de ocho años con la selección, estaba hospedado con el equipo en un hotel de Berna, cuando vio la oportunidad de fugarse. “Tenía poco tiempo para tomar la decisión correcta y no cometer ningún error antes de que me recogieran el pasaporte; no podía contarle a mi familia”, dijo en declaraciones a la revista independiente Play Off.

“Recuerdo que estábamos en una habitación todos juntos y no pude dormir en toda la noche. Pensaba cómo escapar sin ser visto en un país que nunca había visitado, ¿qué hacer? ¿a dónde ir? Pero debía hacerlo y rápido”, evocó.

Patterson, oriundo de Holguín, recordó que, en horas de la mañana, antes de chequear el armamento para competir, todos bajaron a desayunar en el hotel. “Mi entrenador me preguntó por qué esta vez llevaba los zapatos puestos, cosa que nunca hacía. Me senté en el lobby y esperé que todos subieran a la habitación. Entonces supe que era mi momento”, dijo.

“Salí. Corrí hasta la parada del subemontañas. Después corrí aún más. No me detuve hasta la estación del tren. Pregunté por el camino mediante señas cómo llegar a la estación. Una vez ahí, las lágrimas salieron solas. Sabía que sería juzgado y penalizado por mi actuar. Mi familia y todas mis amistades sentirían la noticia. Pero fue una buena decisión. Mientras más me alejaba, más libre me sentía”, expuso.

Según refirió, de Suiza fue para Francia y ahí estuvo varios días hasta encontrar dónde estabilizarse. Entonces decide partir a Canadá, país que visitaba regularmente con una visa de turismo que todavía tenía vigente, lo cual le permitió “reunir contactos y amistades”.

“En Francia estuve aproximadamente 50 horas. Me tomé tiempo para conseguir el vuelo y despejar un poco. Una vez en Canadá me sabía todo el protocolo. Aquí ya llevo alrededor de tres años”, detalló en la entrevista publicada este lunes.

Esta decisión sorprendió a sus seres queridos, aunque algunos lo habían respaldado. “Mi madre era quien más me preocupaba. Otros miembros de la familia sabían todo por lo que yo pasaba día a día. Me apoyaron”, dijo. Tras su fuga, las autoridades del deporte cubano devolvieron a su casa en Holguín los diplomas, trofeos y medallas que una vez estuvieron en los museos de la EIDE y el INDER de dicha ciudad.

Sobre la imposibilidad de no regresar a su país en ocho años, por la polémica sanción que el gobierno cubano aplica a los llamados “desertores”, manifestó: “Sinceramente, te choca al principio. Ya después te adaptas a la nueva vida, el tiempo pasa volando. No he vuelto a ver a mi familia, pero sé que algún día lo haré. A mí me tocó tomar la decisión más difícil, pero no me arrepiento”.

En Cuba, a pesar de sus resultados en la esgrima —obtuvo un oro por equipos en los Juegos Panamericanos de Lima 2019— vivía en difíciles condiciones. “Aún después de representar a Cuba en varios eventos internacionales y obtener resultados, debía compartir cama con mi mamá y hermano al regresar a mi casa, o dormir en el piso”, dijo.

“En el equipo nacional las condiciones tampoco eran las óptimas para un atleta de esgrima. Carecían y carecen de equipamientos, armamentos y presupuestos”, lamentó. “Mi casa se me caía en pedazos. Me daba pena invitar a mis amistades en los pases y vacaciones”, confesó más adelante.

Actualmente, Patterson compite y representa al club Dynamo Fencing en Canadá. “(…) Me acogió desde el primer día en que llegué. He obtenido varios resultados, el más reciente fue una medalla de plata en el Campeonato Nacional”, relató el joven, que aún sueña con conquistar una presea olímpica.

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