Jeffrey Hutchinson, un veterano de guerra de 62 años, enfrenta este jueves su ejecución en Florida, tras más de dos décadas en el corredor de la muerte por el asesinato de su pareja y los tres hijos de ella. Salvo un indulto de último momento, la inyección letal está programada para las 6 p.m. en la Prisión Estatal de Florida, en las afueras de Starke.
Este sería el cuarto ajusticiamiento en lo que va de año en el estado, bajo órdenes del gobernador Ron DeSantis, y el número 14 a nivel nacional en 2025. Una quinta ejecución está prevista para el 15 de mayo.
Hutchinson fue hallado culpable en 2001 de asesinar a su novia, Renee Flaherty, de 32 años, y a sus hijos Geoffrey (9), Amanda (7) y Logan (4), en su casa de Crestview, al noroeste del estado. La acusación detalló que, tras una discusión con Flaherty, Hutchinson abandonó la vivienda, visitó un bar cercano, y luego regresó al domicilio para disparar a los cuatro con una escopeta calibre 12.
Una llamada al 911, presuntamente realizada por el propio Hutchinson, alertó a las autoridades con una frase escalofriante: "Acabo de dispararle a mi familia". Cuando la policía llegó, lo encontró en el garaje con el teléfono aún conectado a emergencias y residuos de pólvora en sus manos.
A pesar del peso de las pruebas, Hutchinson ha mantenido su inocencia. Su versión de los hechos sostiene que dos atacantes desconocidos irrumpieron en la casa y perpetraron la masacre, como parte de un supuesto complot del gobierno estadounidense para silenciarlo. El exsoldado, quien sirvió como Ranger durante la Guerra del Golfo, afirma haber sido perseguido por sus denuncias sobre enfermedades sufridas por veteranos del conflicto de 1990-1991.
Durante los años siguientes a su condena, Hutchinson ha presentado múltiples apelaciones, principalmente basadas en su estado mental. Sus abogados alegan que sufre demencia, trastorno de estrés postraumático y paranoia crónica, derivados de su paso por el Ejército. Argumentan que su obsesión con teorías conspirativas impide que comprenda el motivo de su ejecución.
Sin embargo, el juez de circuito del condado de Bradford, James Colaw, rechazó la última petición de suspensión. En una orden emitida el 27 de abril, concluyó que Hutchinson tiene plena capacidad para entender la razón de su sentencia. "Su supuesto delirio es demostrablemente falso", afirmó el magistrado.
Chelsea Shirley, una de sus abogadas, expresó su desacuerdo con la decisión judicial. "Creemos que el tribunal se equivocó al declararlo apto para la ejecución", dijo, señalando que al menos dos expertos concluyeron lo contrario.
El protocolo de ejecución en Florida implica tres fármacos: un sedante, un paralizante y un agente que detiene el corazón, de acuerdo con el Departamento de Correcciones estatal.
Mientras tanto, los familiares de las víctimas han optado por no dar declaraciones públicas. Para muchos, la ejecución de Hutchinson representa el cierre de un capítulo doloroso que comenzó en 1998 con uno de los crímenes más atroces registrados en el estado.
Fuente: AP
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