Gabriela Fernández Álvarez, vocera del régimen castrista y presentadora del programa oficialista de la televisión cubana “Con Filo”, continúa su gira propagandística por Europa. Esta vez, su parada fue en Zaragoza, donde ofreció una conferencia titulada “La Juventud Cubana en los Tiempos de Trump”. Una charla que, bajo el disfraz académico, repite los mismos discursos vacíos de siempre, intentando justificar décadas de represión y miseria bajo el régimen dictatorial cubano.
La televisión estatal cubana, fiel a su papel de aparato de propaganda, se apresuró a difundir las imágenes de su presentación como si se tratara de un acto de relevancia internacional. En realidad, lo que presenciamos es un intento desesperado del régimen por lavar su imagen, recurriendo a una figura adoctrinada que repite el guion oficial sin espacio para la crítica ni el análisis.
“Sigue paseando la de Sin Filo”, comentan con ironía activistas cubanos en España, muchos de los cuales han seguido de cerca las apariciones públicas de Fernández. Varios de ellos se manifestaron en las afueras del recinto donde tuvo lugar la conferencia, expresando su repudio hacia una emisaria del castrismo que no representa los intereses del pueblo cubano, sino los del poder opresor que lleva más de seis décadas controlando la Isla con puño de hierro.
No deja de llamar la atención el contraste entre la supuesta “crisis económica” que atraviesa Cuba y la posibilidad de financiar viajes internacionales para figuras del régimen. Mientras en Cuba escasea incluso la harina para elaborar pan, y los hospitales carecen de insumos básicos, representantes del castrismo gozan de vuelos, hoteles y conferencias en Europa. ¿Quién financia esta gira? ¿De qué fondo salen los recursos para que Fernández y otros emisarios difundan propaganda fuera del país?
Este tipo de acciones genera indignación no solo entre exiliados cubanos, sino también entre españoles conscientes de la situación que vive Cuba. El silencio o la complicidad de algunos sectores políticos en España solo alimenta la narrativa de impunidad con la que opera la dictadura.
El régimen castrista, incapaz de ofrecer soluciones reales a los problemas del pueblo cubano, opta por exportar su retórica. Y lo hace a través de figuras como Gabriela Fernández, adoctrinadas para hablar basura con total soltura, aunque la realidad cubana las contradiga a cada paso. Que siga paseando la de Sin Filo... pero que no espere que la miremos en silencio.
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