Este lunes, tres altos representantes de la Iglesia Católica cubana se reunieron con el papa Francisco en el Vaticano para discutir los desafíos que enfrentan tanto la población de la Isla como la propia Iglesia en un contexto de crecientes dificultades sociales, económicas y migratorias.
Emilio Aranguren, obispo de Holguín y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC), junto a Marcelo Arturo González Amador, obispo de Santa Clara, y Juan de Dios Hernández, obispo de Pinar del Río, abordaron durante su encuentro con el Sumo pontífice temas cruciales, como la emigración masiva que no solo afecta a la población general, sino también a sacerdotes y diáconos. Esta crisis migratoria ha impactado seriamente la labor pastoral en la Isla, afectando las vocaciones sacerdotales y religiosas.
Durante la conversación, que se prolongó por 45 minutos, los prelados cubanos hicieron referencia al estado precario en el que se encuentran los vehículos de los agentes pastorales. La escasez de combustible y la falta de recursos han limitado su capacidad para llevar a cabo actividades en zonas rurales y áreas más alejadas. Además, mencionaron el cierre de casas de congregaciones religiosas en varias diócesis debido a la disminución de personal y recursos.
Uno de los puntos positivos destacados durante el encuentro fue el impacto favorable que han tenido los programas radiales dominicales autorizados por el régimen cubano. Estos programas, aunque de alcance limitado, han permitido a la Iglesia mantener una presencia mediática y ofrecer un espacio de reflexión espiritual a los fieles.
A pesar de que la reunión se centró en la situación actual de la Iglesia en Cuba, se presume que también podría haber discutido la renovación pendiente de la dirigencia en varias diócesis, una necesidad que ha estado latente en la estructura eclesiástica de la Isla. No obstante, este tema no fue confirmado oficialmente por las fuentes.
El encuentro se da en un contexto de creciente deterioro en Cuba, con una emigración masiva que ha dejado profundas huellas en las comunidades, incluidos los propios servidores de la Iglesia. Además, se suma a la compleja situación socioeconómica que afecta no solo a los fieles, sino a la vida eclesial en general. Los obispos también recordaron el noveno aniversario de la visita de Francisco a Cuba, un viaje que sigue siendo un hito importante en la historia reciente de la relación entre la Iglesia y el Estado cubano.
La visita de los obispos cubanos al Vaticano subraya el papel que la Iglesia sigue jugando como mediadora y defensora de los derechos de la población, a pesar de las restricciones que enfrenta en su trabajo diario dentro de la Isla. Con la emigración, la crisis económica y la represión política como telón de fondo, la Iglesia cubana busca mantener viva la esperanza y seguir siendo un pilar de apoyo espiritual y comunitario para el pueblo cubano.
(Con información de "CubaNet")
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