Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha lanzó este domingo una dura advertencia a Irán en medio de la creciente tensión con Israel. A través de su cuenta en Truth Social, Trump aseguró que si Irán ataca objetivos estadounidenses “de cualquier forma”, responderá con una fuerza “nunca antes vista”.
Aunque Estados Unidos ha insistido en que no participa directamente en los bombardeos israelíes, el mensaje del mandatario estadounidense parece abrir un nuevo frente retórico que podría agravar aún más el conflicto.
Esta amenaza coincide con la cancelación de la sexta ronda de conversaciones nucleares entre Washington y Teherán, previstas para este mismo domingo. El ministro iraní de Exteriores, Abás Araqchí, calificó de “injustificable” continuar el diálogo en medio de lo que calificó como “agresiones directas de Israel con respaldo de Estados Unidos”.
Según su versión, el ataque israelí a instalaciones clave de Isfahán —que albergan uranio y combustible nuclear— es una acción que pone en entredicho cualquier posibilidad de acuerdo mientras continúe la ofensiva.
Entretanto, las consecuencias del conflicto son devastadoras: el Ministerio de Salud iraní ha confirmado al menos 128 muertos y más de 900 heridos desde el viernes. Entre las víctimas hay menores de edad y decenas de civiles, lo que ha llevado a que el Gobierno iraní abra estaciones de metro, escuelas y mezquitas en Teherán como refugios para la población. Las explosiones en barrios como Punak, Saadat Abad y Shahrak Gharb han conmocionado a la ciudad, cuyos habitantes intentan protegerse de una escalada sin precedentes.
Mientras el presidente Trump agita la amenaza militar, Europa insiste en que la única vía viable es la diplomática. Así Alemania, Francia y Reino Unido han ofrecido públicamente reanudar las negociaciones nucleares con Irán para detener una escalada que puede desencadenar una guerra regional.
El presidente francés, Emmanuel Macron, habló por teléfono con su homólogo iraní, Masud Pezeshkian, para invitarlo “urgentemente” a volver a la mesa de diálogo. “El programa nuclear de Irán es una preocupación grave y debe resolverse mediante negociación”, afirmó Macron, quien también solicitó la liberación de los ciudadanos franceses Cécile Kohler y Jacques Paris detenidos en Teherán.
El ministro alemán Johann Wadephul declaró que están “listos” para retomar las conversaciones y que esperan una respuesta positiva de Teherán. Sin embargo, las palabras diplomáticas contrastan con los hechos militares: el Ejército israelí ha confirmado que ha atacado “con fuerza” instalaciones nucleares iraníes, alegando que busca neutralizar una amenaza estratégica.
"Las Fuerzas de Defensa de Israel continuarán atacando las capacidades nucleares iraníes para eliminar la amenaza que representan", sentenció el portavoz militar Avichai Adraee. El Organismo Internacional de Energía Atómica confirmó daños en al menos cuatro edificios, incluidos centros clave para la conversión de uranio y fabricación de combustible nuclear.
Mientras se cruzan bombas y amenazas, Europa intenta recuperar el espíritu del acuerdo 5+1 de 2015, roto por la retirada unilateral de Estados Unidos bajo el mandato del propio Trump. A día de hoy, la fractura sigue abierta y el riesgo de un conflicto regional o incluso global crece hora a hora. El único consenso entre aliados y adversarios parece ser que el camino hacia una solución pasa por evitar, a toda costa, que el fuego sustituya a la palabra.
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