Una pareja cubana que llegó a Estados Unidos genera un amplio debate tras publicar en TikTok un video donde relatan el maltrato recibido por sus propios familiares poco tiempo después de emigrar.
Ellos explican que, a pesar de llegar con intención de trabajar y contribuir, fueron sometidos a condiciones estrictas y actitudes hostiles que les causaron gran dolor y frustración.
La mujer, identificada como Fany, cuestiona por qué muchos cubanos que llevan tiempo en el país tratan con dureza a los recién llegados, imponiéndoles reglas y limitaciones injustas. El hombre, Lachy, llama a detener esta práctica que considera una tradición de malos tratos dentro de la comunidad migrante.
Relatan que durante el mes que estuvieron en casa de sus familiares realizaron múltiples tareas domésticas, cuidaron de sus hijas y salieron a buscar empleo desde la primera semana, pero aun así fueron maltratados. Incluso llegaron con sus propios productos de higiene para no depender económicamente y pagaban sus teléfonos.
Este testimonio ha generado muchas respuestas de otros cubanos que han vivido experiencias similares, desde quienes fueron expulsados por no aceptar las reglas familiares, hasta quienes recibieron ayuda pero también desaires. Algunos usuarios defienden a los anfitriones alegando que en una casa ajena se deben respetar ciertas normas, y que hay quienes se aprovechan de la situación, lo que evidencia un conflicto complejo sin una sola versión.
Más allá del maltrato individual, esta situación refleja un choque generacional dentro de la comunidad cubana en Estados Unidos. Los migrantes que llegaron en tiempos anteriores tienen expectativas y experiencias muy diferentes a las de los recién llegados, lo que genera choques en la convivencia y la solidaridad.
Las dificultades económicas y la falta de empatía entre familiares alimentan resentimientos que terminan fracturando los vínculos. La pareja enfatiza que no piden limosnas ni favores, sino simplemente respeto por sus esfuerzos y por su dignidad mientras intentan salir adelante.
Este caso ha abierto un espacio para que cientos de cubanos compartan sus vivencias y desahoguen sus frustraciones en redes sociales, mostrando una comunidad marcada por tensiones internas difíciles de resolver.
La emigración no solo implica adaptarse a un nuevo país, sino también navegar las complejas relaciones familiares que se transforman y, a veces, se rompen. Fany y Lachy concluyen con un llamado a tratar con humanidad a los nuevos migrantes, recordando que no todas las experiencias son iguales, pero que ninguna debería implicar humillación. Su mensaje es un recordatorio del impacto emocional profundo que tiene la migración cuando se combina con el rechazo o la incomprensión dentro del propio grupo familiar.
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