Con la confirmación del senador cubanoamericano Marco Rubio como secretario de Estado en la próxima administración de Donald Trump, se especula sobre el impacto que esto podría tener en los viajes y relaciones con Cuba. Rubio, conocido por su postura crítica hacia el régimen cubano, podría reforzar las restricciones a los viajes de estadounidenses y residentes cubanoamericanos a la Isla, revirtiendo algunas de las flexibilidades de los últimos años.
Rubio ha cuestionado en múltiples ocasiones a aquellos cubanos que, después de obtener residencia permanente en Estados Unidos bajo la Ley de Ajuste Cubano, retornan frecuentemente a Cuba. “¿Cómo es posible que alguien que huye de la persecución regrese a Cuba un año después?” ha declarado el senador, quien considera que estos viajes contradicen el principio de refugio político. Rubio también ha señalado que algunos cubanoamericanos eligen hospedarse en hoteles administrados por el gobierno cubano, lo cual, según él, contribuye indirectamente a sostener la economía del régimen.
Durante el primer mandato de Trump, se implementaron varias restricciones a los viajes hacia Cuba, incluyendo la eliminación de las licencias de viajes educativos, la limitación de vuelos comerciales y la prohibición de cruceros. Rubio fue un apoyo fundamental de estas políticas y, en el Departamento de Estado, podría promover un retorno a este tipo de restricciones, afectando no solo al turismo estadounidense, sino también a la comunidad cubanoamericana en el exilio, quienes verían limitadas sus visitas a familiares en Cuba.
La economía cubana, dependiente en gran medida del turismo y las remesas enviadas por la comunidad cubana en Estados Unidos, se vería gravemente afectada si las políticas restrictivas fueran restablecidas. Las limitaciones a los viajes y a las transacciones comerciales en la isla podrían cortar una fuente de ingresos vital, en un momento en el que la economía cubana ya enfrenta retos significativos.
Para Rubio, los negocios de estadounidenses y cubanoamericanos que viajan con frecuencia a Cuba representan una forma de apoyo indirecto a la dictadura, debilitando la lucha por la libertad de la isla. En sus palabras, “como cubanoamericano, no puedo apoyar los negocios que solo benefician a la dictadura cubana”. Esta visión podría influir en políticas que desalienten el comercio y el turismo hacia Cuba, bajo la premisa de no contribuir al fortalecimiento del gobierno cubano.
Con Marco Rubio liderando el Departamento de Estado, sus políticas podrían redefinir los términos de los viajes a Cuba, endureciendo las restricciones e impulsando medidas más severas en cuanto a la conexión económica entre ambos países.