El desfile de Alta Costura en París prometía glamour, elegancia y celebridades de talla mundial. Karol G, envuelta en un imponente vestido Schiaparelli, brilló desde la primera fila junto a figuras como Dua Lipa, Cardi B y Hunter Schafer.
Sin embargo, un detalle indignó a sus seguidores: la revista Dazed, al publicar sobre el evento en Instagram, mencionó a todas las celebridades... menos a Karol G. La omisión no pasó inadvertida y fue Ricky Martin quien encendió la chispa que desataría una ola de apoyo.
El artista puertorriqueño, sin perder la clase que lo distingue, publicó una sencilla pero punzante frase: “Disculpen, pero ¿quiénes son las damas sentadas al lado de @karolg?”
Con esa sola línea, Ricky se posicionó como una voz crítica frente a una práctica que muchos consideran frecuente: la falta de visibilidad a los artistas latinos en escenarios globales. Su defensa fue inmediata, contundente y profundamente simbólica.
"Todos somos Ricky Martin en este momento", escribieron miles en redes. La actriz Eiza González también se sumó: “¿Por qué no me sorprende que hayan decidido ignorar completamente a quien está sentada ahí?” El mensaje era claro: la omisión no era un simple descuido, sino una “falta de respeto” hacia una de las figuras más influyentes de la música latina actual.
En pocas horas, la presión hizo efecto y Dazed corrigió el post para incluir a Karol G. Pero el daño —y la lección— ya estaban dados.
Mientras tanto, Karol G mantuvo la compostura y la sonrisa, compartiendo imágenes del desfile donde se la ve radiante, segura y admirada. No necesitó pronunciarse, porque su presencia —y el respaldo que recibió— habló por sí solo.
“No es solo una etiqueta: es presencia, es representación”, afirmaron muchos usuarios en redes. La escena dejó al descubierto una verdad incómoda: la cultura latina aún tiene que luchar por su lugar, incluso cuando sus estrellas están en primera fila.
Este episodio no fue una simple anécdota mediática. Fue una señal poderosa de que la comunidad latina no está dispuesta a seguir siendo invisibilizada. Ricky Martin se convirtió en portavoz de una exigencia legítima: el respeto y la visibilidad que artistas como Karol G se han ganado con esfuerzo, talento y trayectoria. París podrá brillar, pero el verdadero protagonismo esta vez vino del Caribe.
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