Ucrania ha llevado a cabo uno de los ataques más grandes con drones en la historia reciente del conflicto, con el objetivo de destruir infraestructuras clave de Rusia. El ataque, que involucró a 104 drones, apuntó principalmente a instalaciones energéticas y militares rusas, incluidas una central nuclear en la región de Smolensk, en el oeste de Rusia, cerca de la frontera con Bielorrusia. Afortunadamente, los sistemas de defensa aérea rusos interceptaron el dron que intentaba atacar la central nuclear, evitando un desastre mayor, informaron el miércoles autoridades y medios de comunicación rusos. El incidente dejó en evidencia la vulnerabilidad de estas instalaciones estratégicas.
El gobernador de la región de Smolensk, Vasili Anokhin, confirmó en Telegram que el ataque fue frustrado y que la planta nuclear, una de las más importantes del noroeste de Rusia, operaba con normalidad. No obstante, los ataques continuaron en otras áreas de Rusia, afectando diversas regiones como Kursk, Nizhni Nóvgorod, y Bélgorod, donde las defensas rusas lograron derribar una cantidad significativa de drones.
En el caso de la región de Nizhni Nóvgorod, los restos de un dron destruyeron parte de una refinería de petróleo en Kstovo, provocando un incendio sin víctimas fatales. En Bélgorod, sin embargo, un dron impactó una vivienda, dejando como saldo la trágica muerte de un niño de dos años y su madre. El gobernador regional, Vyacheslav Gladkov, informó también que otro niño y su padre resultaron heridos. Este ataque ha generado preocupación sobre la seguridad de la población civil, aunque tanto Ucrania como Rusia siguen negando los ataques a civiles.
En respuesta, el Ministerio de Defensa ruso aseguró que 104 drones fueron lanzados en varias incursiones, con la mayoría de ellos destruidos en el aire. La ofensiva más reciente de Ucrania se produce poco después de otro ataque aéreo masivo en enero, lo que sugiere una intensificación de la estrategia de Kiev para golpear objetivos dentro de Rusia, lejos de la línea del frente.
Por su parte, las autoridades ucranianas han señalado que estos ataques aéreos tienen como objetivo debilitar la capacidad militar de Rusia y reducir su infraestructura energética, especialmente después de meses de bombardeos rusos que han afectado gravemente a las ciudades ucranianas. Las fuerzas ucranianas también han señalado que el objetivo es presionar al Kremlin y obligarlo a reconsiderar sus acciones en el conflicto, que se ha intensificado desde la invasión rusa en febrero de 2022.
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