Una familia de Guantánamo ha quedado totalmente desamparada tras el paso del huracán Oscar, que les arrebató su casa y todas sus pertenencias. Los damnificados residen en Yacabo Abajo, un poblado situado en el municipio de Imías. Se trata de una joven madre, su esposo y sus dos niños, quienes están durmiendo en el suelo en casa de vecinos.
El cineasta Daniel Ross Diéguez compartió en Facebook fotos de los restos de lo que al parecer era una casa de madera con techo de guano. "Esto era antes una casa y los derrumbes y las aguas sepultaron todo lo que tenía Yuraidis Rodríguez Hernández". Ross Diéguez anunció que está armando una donación para ayudarlos y que por el momento les dejó ropa, alimentos, agua y medicinas.
"Cualquier aporte ayuda. Me urge abastecerla de más comida para varios días. Como siempre les digo: Las donaciones todas las hago presencial desde hace días a los más intrincados parajes. Mis tarjetas CUP y MLC. MLC: 9235 9598 7084 1579 y CUP: 9205 9598 7734 6719", detalló.
La semana pasada, el cineasta lanzó una petición de ayuda urgente para asistir a varias familias de Yacabo Abajo que perdieron su hogar tras el azote de Oscar. No son pocas las personas que actualmente dependen de la solidaridad de vecinos para contar con un techo.
Estos hogares temporales, aunque llenos de generosidad, no están exentos de limitaciones y los damnificados comparten recursos básicos en condiciones de hacinamiento. Han recibido algo de ropa y alimentos, pero son insuficientes para cubrir todas sus necesidades.
Ross Diéguez, quien ha estado apoyando directamente a las comunidades más afectadas por el huracán, solicita colaboración para comprar alimentos, agua potable y medicinas. Los interesados en ayudar pueden contactarlo directamente a su móvil, +53 5238 5571, por llamada o vía WhatsApp.
Él realiza entregas presenciales en las áreas más necesitadas, asegurándose de que cada donación que recibe llegue a los damnificados. El huracán Oscar tocó tierra en la provincia de Guantánamo el 20 de octubre de 2024. Provocó graves inundaciones y crecidas de ríos que afectaron especialmente a los municipios de San Antonio del Sur, Imías y Baracoa.
En solo 24 horas, las lluvias alcanzaron más de 500 milímetros en varias zonas, dejando comunidades incomunicadas y destruyendo numerosas viviendas.
La gestión de la emergencia del gobierno cubano fue criticada por la lentitud en la respuesta y la falta de sistemas de comunicación eficientes, agravada por un apagón masivo que afectó a toda la Isla.
Al menos siete personas murieron debido a deslizamientos y ahogamientos mientras algunas áreas permanecieron aisladas durante días, complicando las labores de rescate y asistencia.
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