‘Yo estuve ahí en tus discursos, tus promesas, tus crímenes’, el texto que arranca lágrimas
Redacción de CubitaNOW ~ martes 26 de enero de 2021
Teoremadeuntal Suárez, con ese nombre se identifica un cubano, autor de un texto que hoy recorre el ciberespacio con un claro y fuerte mensaje para el gobierno de la isla.
Se trata de un escrito que deja poco margen a las críticas. Un artículo que hace un recuento por una Cuba que, con el paso de los años, fue perdiendo y perdiendo hasta llegar a este punto crítico en el que está hoy.
“Yo estuve ahí”, dice este isleño, que recorre a Cuba con letras, que la dibuja, la describe … la lamenta.
Cubita NOW reproduce el texto, de manera íntegra, a continuación:
Yo estuve ahí, nadie me lo contó.
Cuando se fueron agotando las existencias en el Mercado Paralelo, yo estuve ahí. Recuerdo las "Africanas" y la mantequilla, los pollos canadienses y los quesos de corteza roja, cuando se fueron quedando vacías las neveras... yo estuve ahí.
Cuando se acabó el transporte público, se descojonaron las guaguas y dejaron de pasar por frente a casa de mis abuelos en San Clemente, yo estuve ahí. Cuando los fogones de aserrín, los discos de yuca y la sopita de sal, yo estuve ahí.
Estuve cuando la venta de alcohol de 90 y cuando la ingesta de alcohol boricado, cuando la ropa vieja cambiá por jama en el monte y cuando andar en llanta no era cosa sólo de bicicletas.
Con mi único par de chancletas, con mi barrio y mis colegas, tragándonos el futuro con un vaso de agua con azúcar prieta. Yo estuve ahí chamaco, yo estuve ahí.
Donde madres negociantes, donde padres sudorosos, donde el guapo y el aguajoso, yo estuve ahí de testigo viendo cómo marchaban de uno en uno todos ellos al cadalso de sal y espuma, salvando a hijos temblorosos.
Vi a mi tío el matarife una vez en veinticinco años, enterrado vivo por hambre, como el mugir de los años. Así no se vale caballo, que esperar de quién atesora en la azotea de su casa, a Ubre Blanca embalsamada.
Yo estuve ahí en tus discursos, en tus promesas, en tus crímenes, vi el regreso del de Angola, vi su miedo acompañante, vi su arma siempre en celo, su revólver Smith And Wesson, vi su tristeza y silencio, vi su muerte solitaria, sin honores, al destierro de mi viejo cementerio en la calle 20 de Mayo, yo estuve ahí.
Sirviendo de número en las colas, en la guardia pioneril, en cada himno cantado, en cada marcha combatiente, en cada foto del progreso, en la caldosa del comité, en cada miting relámpago para mantener la zozobra, en las caretas antigás, pendiente del enemigo y mirando de frente a la pura faja a pulmón contra el mundo, yo estuve ahí viendo muchacho, yo estuve ahí.
Y pude ver después de tres ciclones, después de la soledad, después de buscar esperanza en Orula, en el espiritismo, en la virgen de Guadalupe y en media cristiandad, ¡qué razón tenía Pepe con las entrañas del mostro cará!
Hay que ser muy ciego y pendejo para atacarme, cobarde, porque quiera yo cambiar el presente de algún hijo, el día a día de una madre.
¡Yo lo vi, a mí no me jodan compadre!!
Fotografía: La Cuba verdadera no se vende en una vidriera.
Yunier, del chino.