Luego de dos años de amarga disputa pública, Kim Kardashian y Kanye West finalmente resolvieron su divorcio con un acuerdo en que se dividieron cientos de millones de dólares en numerosas propiedades y aceptaron compartir la custodia de los cuatro hijos que tienen en común.

El imperio inmobiliario de la pareja de celebridades quedará repartido de la siguiente manera: Kim conservará la residencia de $60 millones donde vive con los niños en Hidden Hills, California, y también una residencia adyacente de cinco dormitorios, valorada en $4.5 millones, que su ex pareja había adquirido tras la separación para pasar tiempo cerca de sus hijos. Se cree que la mujer procederá a derribarla, pues la casa requiere de múltiples renovaciones. Kim, de 45 años, conservará también otra propiedad en Idaho.

Según el sitio TMZ, que tuvo acceso a los documentos judiciales del acuerdo, el rapero y empresario en desgracia retendrá la propiedad de una casa de playa valorada en $ 60 millones en Malibú, un par de ranchos en Wyoming y 300 acres en la zona de Calabasas, California. West, que tiene 42 años, también conservará una propiedad en Bélgica y la casa donde creció en Chicago. 

La pareja negoció, además, un acuerdo para la custodia y planes de crianza de sus cuatro hijos: North (9 años), Saint (6), Chicago (4) y Psalm (3). Tendrán custodia compartida y acceso “igualitario” a los niños. 

Los términos del acuerdo establecen que Kardashian tendrá la custodia la mayor parte del tiempo, por lo recibirá una manutención mensual de $200 mil, a transferir el primer día de cada mes. West también aportará la mitad de los gastos de educación y seguridad de los 4 menores.

Según The Daily Mail, en casos de desacuerdo sobre la paternidad, ambos acordaron asistir a un proceso de mediación. Si uno de los padres falta a la cita, el otro tomará la decisión sobre el tema de que se trate.

Kanye ha estado en el ojo del huracán en las últimas semanas luego de una serie de diatribas antisemitas en entrevistas y redes sociales que provocaron el desplome de sus negocios con Adidas, Balenciaga, Gap y otras marcas, con pérdidas estimadas en $2000 millones. 

La semana pasada también salió a la luz un explosivo informe de antiguos empleados de su firma Yeezy y de Adidas, que lo acusaban de compartir con ellos fotografías y videos ponográficos, algunos de la propia Kim Kardashian.

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