Donald Trump quedó absuelto por segunda vez del juicio político. La negativa del bloque republicano al enjuiciamiento le puso a salvo de complicaciones legales mayores. Trump fue acusado de incitación a la insurrección, un cargo sin precedente contra un presidente de la unión. El contraataque demócrata apenas duró cinco días. 

Aunque la mayoría demócrata votó para que pagara por sus acciones y 7 senadores republicanos respaldaron la votación, Trump simplemente quedó no culpable. La responsabilidad de los sucesos del 6 de enero recaerán exclusivamente en los incautos que defendieron al presidente de un fraude que nunca pudo probar. 

Esta es una gran victoria para el trumpismo que se perfila como tercera fuerza política del país. El camino está abierto para que Trump se vuelva a presentar en 2024. Para los que pensaban que era el fín del presidente saliente, se equivocaron. 

El presidente 45 de los Estados Unidos cuenta con un capital político estable y fidelizado. Es evidente que manejó su marca política como el mejor de sus productos. El número de seguidores de Trump poco cambió en sus cuatro años de mandato lo que es notable, independientemente de sus errores políticos.

El principal perdedor es el Partido Republicano que culmina este mandato con la mayor división interna de su historia. Este panorama podría devenir en el fin del bipartidismo histórico y el nacimiento de una derecha radical ampliamente votada para 2024 con el Partido Patriótico a la cabeza.

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