‘¡Que se pongan a trabajar!’ fue la respuesta que recibió un cubano padre de familia con un síndrome nefrótico crónico.

Frank Ernesto Delgado Echemendía (Mirto No. 186, entre Madrigal y Cabrera, reparto Escribano, ciudad de Sancti Spíritus), narró a Acuse de Recibo, su difícil situación y lo desamparado que se siente tras la respuesta que recibió de quienes presuntamente deberían ayudarle.

Frank Ernesto relata que tiene un hijo de 30 años que, al nacer, presentó una hipoxia, y ello le provocó retardo mental y discapacidad para hablar y comunicarse. Es, al decir del padre, como un niño de diez años.

Al respecto explica que nunca han pedido ayuda social pues Frank siempre trabajó para sostener la familia. Pero hoy todo es diferente, él está gravemente enfermo y su salud empeora cada día

“Mi temor ahora, es que mi enfermedad al final termine en una insuficiencia renal. ¿Qué será de la vida de mi hijo? Mi esposa es diabética e hipertensa y padece de la enfermedad de la gota. Yo en estos momentos trabajo como agente de seguridad y protección en una agencia del Ministerio de la Construcción, pero según mi nefrólogo mi enfermedad avanza con el tiempo”, dice.

Frank y su familia pidieron ayuda: la respuesta, fue de ofensa y maltrato: “Que no tenía derecho a nada. Que mi hijo no tiene nada, y mi esposa lo que no quería era trabajar. Que se pusieran ambos a trabajar, que yo trabajaba y con mi salario alcanzaba”.

“Tenemos los papeles para demostrar todo. Se los presentamos a los trabajadores sociales y ni los miraron. Nos dolió la forma en que trataron a mi hijo, a quien solo hay que verlo y tratar de conversar con él para darse cuenta de todo”, dice el cubano.

“¿Qué sensibilidad y valores humanos tienen (esos trabajadores sociales) para tratarnos así?, cuestiona. ¿Qué culpa tiene mi hijo?”, señala el afligido padre.

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