Con el nasobuco abajo, pero su uniforme de represor bien colocado, se ve en primera plana a un oficial del Ministerio del Interior en medio del desalojo a los jóvenes de San Isidro que permanecían en dicha barriada en huelga de hambre.

El gobierno cubano no quiso arriesgarse al escarnio público si uno de estos cubanos fallecía por sus principios y desactivó la huelga con el pretexto de que violaba las norma de aislamiento establecidas en La Habana para evitar contagios de coronavirus.

Con patrullas policiales y personal represor vestidos de trabajadores de la salud, irrumpieron en el local donde se mantenían los jóvenes, montando una farsa que llevó hasta acto de repudio.

Para luego dar a conocer que por una denuncia radicada en la PNR, habían procedido a evacuar.

Pero la repulsa de los cubanos ha sido generalizada:

 Es demasiada casualidad, no se lo cree ni el que tuvo que redactar semejante nota de prensa. Ya es demasiada la insensatez de los que dirigen estos temas. Respecto a la inteligencia humana...

Se aplicó el protocolo establecido contra la cepa POLIT-COVID, una terapia de choque represiva y abundante acto de repudio medicinal. Una vez más las instituciones cubanas demuestran al mundo que somos una potencia propagandística...

Qué gran mentira, si todo fue pacífico como dicen ¿por qué había un mitin de repudio organizado, por qué estaba el Ministerio del Interior dirigiendo el operativo, por qué golpearon a los activistas, por qué tumbaron las redes sociales en todo el país? Asco es lo que dan! No hay respeto a la vida ni a la libertad de expresión...

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