En medio de las carencias que marcan el día a día en Cuba, la historia de Miguelito, un niño de Ciego de Ávila diagnosticado con una lesión cerebral estática, ha despertado una ola de solidaridad que confirma una verdad innegable: cuando se trata de ayudar, el pueblo cubano no conoce límites.
La condición de Miguelito, una afección neurológica permanente que afecta su desarrollo motor, requiere atención médica constante y tratamientos especializados. Su historia comenzó a circular gracias a Rafa J Bacher King, fisicoculturista y activista comunitario, quien decidió compartir el caso en sus redes sociales. Lo que siguió fue una avalancha de apoyo, donaciones y mensajes de aliento.
Rafa, quien colabora con la Federación Nacional de Fisicoculturismo, explicó que esta iniciativa surgió como una forma de devolver el favor a un donante anónimo que había patrocinado el primer evento de fisicoculturismo en Ciego de Ávila.
“Donante clasificado, ayudaste a cumplir un sueño. Ahora nosotros ayudamos a esta familia con una contribución que, aunque pequeña, tiene un gran significado”, escribió en su perfil de Facebook.
La red de ayuda se extendió rápidamente: desde medicamentos hasta alimentos, desde abrazos virtuales hasta transferencias en efectivo. Incluso gestos tan simples como la entrega de dos manzanas conmovieron profundamente a Rafa, quien agradeció públicamente la generosidad de quienes han aportado lo que han podido, aún desde su propia escasez.
La movilización fue tan intensa que Rafa tuvo que compartir públicamente los datos para quienes deseaban ayudar directamente a la madre de Miguelito: “Aeropuerto, calle Inés final, pregunta por ‘La Negra’, la mamá de Miguelito. Todo el mundo la conoce”.
El vínculo entre la familia y Rafa se fortaleció al punto que fue invitado a almorzar en su hogar, una experiencia que describió como cálida y profundamente emotiva. Pero la ayuda no se detiene ahí. Rafa anunció que, gracias al apoyo de dos seguidoras desde Estados Unidos, próximamente entregará donaciones a Carmen Laura, una joven de 21 años con parálisis cerebral infantil y hemiplejia.
"Yo solo soy un servidor", dijo Rafa. "Ustedes son la verdadera Tranka de Cuba".
Esta historia no solo refleja la dura realidad que viven muchas familias cubanas, sino también el inmenso poder de la empatía y el compromiso colectivo.