Mauro Bergoglio, sobrino del papa Francisco, logró superar una dificultad que hasta hace pocos días parecía insalvable: viajar a Roma para despedir a su tío. Sin recursos económicos suficientes para costear el pasaje, Mauro había compartido públicamente su deseo de estar presente en el funeral del pontífice, pero no encontraba forma de concretarlo. Su situación sensibilizó a muchos, y finalmente, una agencia de turismo decidió intervenir.
En una entrevista televisiva en el canal A24 con el periodista Luis Novaresio, Mauro expresó con emoción que deseaba acompañar los restos de su tío en el Vaticano. Fue allí donde relató que, pese a mantener contacto frecuente con Jorge Bergoglio a través de correos electrónicos, la distancia física y las limitaciones económicas hacían imposible su presencia en la ceremonia. “Hablábamos cuando se podía, sabiendo que él siempre estaba muy ocupado, pero seguíamos conectados”, comentó.
Las declaraciones de Mauro tocaron el corazón de los televidentes, y también de quienes podían ayudar. Fue entonces cuando los dueños de la agencia de viajes Corima Tours, con sede en el barrio porteño de Palermo, en Argentina, decidieron actuar. Conmovidos por el relato y la situación familiar de Mauro, optaron por regalarle dos pasajes a Roma: uno para él y otro para un acompañante.
La propietaria de la empresa, según confirmó la propia agencia a Infobae, fue quien tomó la decisión de manera personal, movida por un gesto de empatía y solidaridad. “Fue una acción solidaria de la dueña, y Mauro viajó anoche”, detallaron desde Corima Tours.
La muerte del Papa, ocurrida en medio de un proceso de rehabilitación tras una prolongada internación por una neumonía bilateral, fue un duro golpe para su familia. Mauro, visiblemente afectado, dijo que la noticia los tomó por sorpresa y que la imposibilidad de viajar sumaba angustia al dolor. Sin embargo, la ayuda inesperada cambió el rumbo de los acontecimientos.
Durante su infancia, Mauro compartió momentos especiales con Jorge Bergoglio, antes de que fuera Arzobispo de Buenos Aires y luego Sumo Pontífice. Ahora, gracias a un acto desinteresado, podrá estar presente para despedirlo como deseaba.
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