Las denuncias sobre la venta de donaciones destinadas a los damnificados de los huracanes Oscar y Rafael en las Mipymes de La Habana han generado indignación entre la población. Específicamente, se reporta que en Aldabó (municipio Boyeros), en Alta Habana y en el Cerro se están vendiendo cabezas de ajo que fueron donadas por el gobierno chileno. Estas donaciones, destinadas a aliviar las necesidades de quienes sufrieron los estragos de los huracanes en Oriente y Occidente de Cuba en octubre, han terminado en el mercado negro.
Las cabezas de ajo, originalmente destinadas para los damnificados, están siendo vendidas por sacos a individuos relacionados con la Cúpula Dictatorial, quienes poseen muchas de las Mipymes en Cuba. Estas micro, pequeñas y medianas empresas, en lugar de distribuir las donaciones entre quienes las necesitan, las venden a precios exorbitantes, comenzando a 150 pesos cubanos por cabeza de ajo y actualmente alcanzando los 200 pesos cubanos.
Este no es un caso aislado. La desviación de donaciones humanitarias es un problema recurrente en Cuba:
Así en el 2021 se reportó que medicamentos y equipos médicos, donados por organizaciones internacionales para combatir la pandemia de COVID-19, terminaron en clínicas privadas y farmacias, en lugar de ser distribuidos a los hospitales públicos y centros de salud donde más se necesitaban.
En 2017, tras el paso del huracán Irma, se denunció que la ropa, alimentos y artículos de higiene personal enviados por la diáspora cubana y organizaciones no gubernamentales fueron encontrados a la venta en mercados locales y tiendas estatales, en lugar de ser entregados a los afectados por el desastre natural.
En 2020, se registró que donaciones de alimentos provenientes de México y Venezuela, destinadas a familias vulnerables y comunidades en crisis, fueron desviadas hacia establecimientos comerciales manejados por familiares y asociados de altos funcionarios del gobierno, quienes los vendieron a precios elevados.
La población cubana ha manifestado su frustración y enojo ante estas prácticas corruptas. Las redes sociales y medios alternativos se han convertido en plataformas para denunciar estos abusos, dado que los medios oficiales suelen omitir o minimizar estos incidentes. Las fotos y testimonios de testigos se han vuelto cruciales para exponer la realidad de la situación.
La venta de donaciones destinadas a los damnificados de los huracanes Oscar y Rafael en las Mipymes de La Habana es un claro ejemplo de la corrupción y el abuso de poder que afecta a la población cubana. Esta práctica no solo priva a los más necesitados de la ayuda que se les envió, sino que también subraya la desigualdad y el descontento generalizado en el país. Las denuncias y la visibilización de estos casos son pasos cruciales para exigir responsabilidad y un cambio en la gestión de las donaciones humanitarias.
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