El gobierno cubano confirmó el secuestro de la doctora Daymara Helen Pérez Alabedra y aseguró estar en contacto con sus familiares.
Según indicó en un mensaje oficial en Twitter la embajada cubana en Haití, la especialista se encontraba cumpliendo un contrato de trabajo personal en ese país.
"En relación con el secuestro de la Dra. Daymara Helen Pérez Alabedra, quien viajó a Puerto Príncipe por asuntos particulares, la Embajada de Cuba en Haití se ha mantenido en comunicación con su familia, con el objetivo de brindar el apoyo necesario y contribuir, en lo posible, a su liberación", escribió la sede diplomática cubana.
En el momento del secuestro la cubana trabajaba en el hospital Notre Dame de Petit Goave. El director de la institución, Fred Jasmin, aseguró este miércoles que los secuestradores pedían una suma de 10 000 dólares por el rescate.
La cubana fue secuestrada el jueves 13 de enero en una barriada de Puerto Príncipe controlada por bandas armadas, pero no fue hasta el miércoles 19 que la noticia fue pública cuando medios locales informaron que cientos de personas se manifestaron en Petit Goave para exigir la liberación de la doctora.
"Se levantaron barricadas de neumáticos en llamas y los ciudadanos cortaron el tráfico en la Ruta Nacional 2 que lleva a la región meridional del país", refieren los reportes de prensa.
Medios haitianos han señaldo que el gobierno cubano no pretende pagar ese monto por la cubana.
Tras el secuestro, unos 78 médicos cubanos abandonaron el país. No obstante, sobre ese hecho en particular la embajada de la isla no se pronunció.
Para la prensa haitiana “los médicos cubanos han jugado un papel importante en esa nación, especialmente en un momento en que muchos de sus especialistas, incluidos los doctores, se van al extranjero para huir de la inseguridad”.
Otros dos médicos cubanos permanecen en paradero desconocido desde hace casi tres años tras haber sido secuestrados en Kenia. El cirujano Landy Rodríguez Hernández y el especialista en medicina general Assel Herrera Correa fueron raptados cuando se trasladaban al hospital en el que trabajaban, ubicado en la ciudad de Mandera, en el noreste de Kenia y fronteriza con Somalia.