Una grave situación sanitaria afecta al poblado España Republicana, en el municipio Perico, Matanzas, donde decenas de personas presentan síntomas de una enfermedad desconocida sin que las autoridades hayan actuado con eficacia para controlar el brote.
La denuncia fue compartida por Amanda Placencia Sotolongo, residente del lugar, quien relató a través de redes sociales las duras condiciones que enfrentan los vecinos:“Es triste, sin agua, sin luz más de 24 horas y cuando la ponen no dura ni una hora. Sin medicamentos y con una epidemia que está acabando con el pueblo”.
Placencia describe síntomas alarmantes en los afectados: fiebre alta, dolores articulares, inflamación y un malestar general que impide incluso mantenerse en pie.“Mi familia está contagiada, los vecinos también. Necesitan ayuda.
Hay personas encamadas, niños pequeños sin comida. El gobierno no sabe lo que es. No tienen pruebas científicas ni nada concreto”, lamentó.
La gravedad del caso fue documentada por el periodista Alberto Arego, quien recogió testimonios de varios habitantes en su perfil de Facebook. Arego señaló que, aunque personal médico y funcionarios provinciales han visitado la zona, “aún no se sabe cuál es la enfermedad ni se ha aplicado una respuesta efectiva”.
Entre los testimonios, varios confirman que “todo el pueblo está enfermo” y que “no hay medicamentos ni médicos disponibles”, mientras se mantienen los cortes de luz y agua.
El joven Dayron Martín, oriundo del lugar, informó que ya ha contactado a médicos del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) y alertado a la dirección de Epidemiología del país.“Las enfermedades virales se diagnostican con RT-PCR.
Es urgente tomar muestras y llevarlas al IPK bajo refrigeración. Hay que hacer todo lo posible, como se hizo con la COVID-19”, afirmó.
Martín también denunció que la situación general del país —electricidad inestable, desabastecimiento, bajos salarios y falta de sensibilidad institucional— ha agravado la crisis.
“Es la gran pena que carga nuestra sociedad en este momento”, concluyó.
Mientras tanto, el silencio oficial continúa y la desesperación crece en un pueblo donde el abandono parece más contagioso que la propia enfermedad.
