La situación en Cuba se agrava a medida que más ciudadanos sufren la falta de acceso a agua potable. Informes recientes indican que en Las Tunas, más de 100,000 cubanos reciben agua a través de pipas, y en La Habana Vieja, madres con niños han protestado por la ausencia de este servicio esencial. Mientras tanto, el Gobierno cubano mantiene su enfoque en la exportación de profesionales técnicos y médicos, ignorando las necesidades críticas en casa.
El viceministro de Agua y Saneamiento de Sudáfrica, David Mahlobo, ha confirmado la intención de su gobierno de extender hasta 2030 un acuerdo de cooperación con Cuba para la asesoría de 25 ingenieros cubanos. Estos profesionales están involucrados en proyectos vitales de infraestructura hídrica y han sido fundamentales en mejorar la capacidad técnica de Sudáfrica en la gestión de sus recursos hídricos.
Sin embargo, este esfuerzo contrasta marcadamente con la realidad en Cuba, donde el abastecimiento de agua es crítico, especialmente para la población. El presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos de Cuba, Antonio Rodríguez Rodríguez, ha culpado al embargo estadounidense por la crisis, una afirmación que parece contradictoria dado el enfoque gubernamental en proyectos de turismo y exportación de talento técnico.
La noticia de la ampliación de la cooperación entre Cuba y Sudáfrica se produce en un momento en que los proyectos de infraestructura hídrica en la isla están dirigidos principalmente a apoyar el turismo, evidenciando una clara discrepancia en las prioridades del régimen cubano. Esta situación subraya la ironía y la hipocresía de un gobierno que, mientras descuida las necesidades básicas de su gente, promueve su experiencia técnica en el extranjero.
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