Una cubana recibió condena de 6 años de cárcel por falsificar recetas médicas y acumular Tramadol para vender en La Habana.
Los hechos que tuvieron lugar en la provincia de Matanzas involucraron a otras personas incluidos al menos dos médicos.
La cubana se dedicó por algún espacio de tiempo a comprar este medicamento compró en Farmacias de Jagüey Grande —donde reside—, Jovellanos y Limonar, para su posterior venta a sobreprecio a través del mercado informal en La Habana.
Para ello logró agenciarse algunos modelos en blanco de recetas médicas que contenían impresos los cuños gomígrafos de diferentes galenos del sureño territorio. En cada uno de ellos plasmó nombres y números de identidad de personas inexistentes, además de la prescripción del fármaco por cantidades oscilantes entre 60 y 120 tabletas.
El diario local Girón precisó también que de una u otra forma, varios sujetos —con conocimiento o no de su intención—, le ayudaron en su propósito; al punto de involucrar a dos médicos que, luego de recibir en su casa a supuestos pacientes aquejados de dolor severo, y en desobediencia de la Resolución 1 de 2018 del Director Nacional de Medicamentos y Tecnologías Médicas, se arriesgaron a indicar el Tramadol, sin siquiera verificar los datos que los fingidos enfermos les ofrecieron.
Luego de la investigación, el Tribunal Municipal Popular de Jagüey Grande dictó el fallo. Resultados:
Teniendo como base que la ejecutora principal no reveló los lugares ni las personas a las que vendió el producto, y tampoco se interesó por alguno de los otros tantos medicamentos que actualmente tienen gran demanda en el país, se le reconoció como autora del delito de falsificación de documentos privados de carácter continuado, como medio para cometer tráfico ilícito de drogas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas y otras de efectos similares. Por ende, se le impuso una pena de seis años de privación de libertad.
A los galenos implicados se les consideró autores del delito de tráfico de drogas en la modalidad del artículo 193, por haber prescrito sendas recetas de medicamentos controlados como similares a las drogas, sin los requisitos legales establecidos. Se les aplicó una multa de doscientas cuotas de diez pesos cada una.
A una ciudadana que colaboraba en la entrega y llenado de recetas sin conocer cuál era el objetivo real, se le sancionó a un año de privación de libertad, subsidiado por igual período de limitación de libertad, como autora del delito de falsificación de documentos privados.
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