Una nueva controversia envuelve al gobierno cubano tras su voto en contra de una resolución de la Asamblea General de la ONU que exige a Rusia la devolución inmediata, segura e incondicional de todos los niños ucranianos trasladados o deportados desde el inicio de la invasión. El documento, respaldado ampliamente por la comunidad internacional, busca proteger a los menores que han sido separados de sus familias durante el conflicto y garantizar su retorno a territorio ucraniano.
La resolución obtuvo un apoyo mayoritario entre los Estados miembros, mientras que solo un reducido grupo de países —entre ellos Rusia, Bielorrusia, Irán, Nicaragua y Cuba— expresó su rechazo.
Para muchos especialistas, esta votación coloca una vez más al régimen cubano del lado de gobiernos señalados por violaciones graves a los derechos humanos y por prácticas incompatibles con los principios básicos del derecho internacional humanitario.
De acuerdo con las denuncias del gobierno ucraniano, miles de niños habrían sido sacados de sus hogares y llevados a campamentos o instituciones en territorio ruso, donde algunos habrían sido sometidos a procesos de “reeducación”, adopción forzada o cambios de ciudadanía. El texto aprobado por la ONU condena de manera explícita estas acciones y alerta sobre cualquier intento de borrar la identidad cultural y nacional de los menores afectados.
Además, la resolución subraya la necesidad de proveer atención psicológica, protección integral y mecanismos que garanticen el retorno de cada niño con su familia o tutores legales. Organizaciones internacionales han advertido que estos traslados representan un daño emocional profundo y podrían constituir crímenes de guerra tipificados en tratados internacionales.
La decisión del gobierno cubano ha generado malestar entre activistas, analistas y miembros de la diáspora, quienes interpretan el voto como un alineamiento automático con la política exterior rusa, incluso en asuntos tan sensibles como el bienestar de menores indefensos. Para muchos, La Habana ha demostrado nuevamente que prioriza lealtades geopolíticas por encima de consideraciones humanitarias.
Este posicionamiento ha provocado numerosas reacciones críticas, especialmente en redes sociales, donde cubanos dentro y fuera de la Isla cuestionan cómo un país que durante décadas ha presumido su compromiso con la infancia puede negarse a respaldar una medida destinada a reunir a niños con sus familias. La polémica promete intensificarse a medida que nuevas denuncias salgan a la luz y aumente la presión internacional sobre los Estados que se opusieron a la resolución.
Fuente: Plácido Ferreiro Romero
Médicos en Miami exigen suspender vuelos a Cuba ante grave crisis sanitaria en la isla
Hace 19 horas
Denuncian condiciones infrahumanas y abandono total en hogar de ancianos de Cienfuegos
Hace 21 horas