Un reporte de la periodista Anagilmara Vílchez para la cadena Telemundo cuenta detalles de la vida de la cantante cubana Celia Cruz.
La reportera entrevistó a Omer Pardillo Cid, su representante durante casi 30 años y ahora albacea de la artista, al fotógrafo Alexis Rodríguez y el estilista Tico Torres, quienes trabajaron con ella.
Según dijeron Celia lloró solo dos veces: en 1996, cuando su sobrino John Paul murió y cuando le detectaron el cáncer que provocó su muerte el 16 de julio de 2003.
La cantante cubana "respondía cartas a mano, cocinaba sólo una vez al año y nunca se hacía esperar", dice el texto.
“Celia tenía esa energía que llenaba una habitación, que te entraba”, aseguró Tico Torres.
“Pedro (su esposo) y yo le decíamos la mujer de hierro porque no le daba ni catarro. Era una energía increíble”, recuerda Pardillo Cid,
“Siempre lo dijo en sus entrevistas, que yo era como su hijo blanco. Era de la forma que ella lo describía. Para mí es un gran honor, porque una gran mujer, una mujer tan sensible que no tuvo hijos y Dios supo por qué no le dio hijos a Celia Cruz. Porque si hubiera tenido hijos no hubiera sido Celia Cruz. Hubiera sido madre primero que nada”, cuenta.
La Reina de la Salsa tenía más de cien pelucas y también le encantaba ir de compras.
“Era muy compulsiva y si le gustaba, por ejemplo, un par de tenis se los compraba en todos los colores porque le gustaba ese modelo”, detalla Omer.
"Quería morir en los escenarios y enfrentó su enfermedad, que nunca nombraba, con un coraje increíble... Íbamos a las radiaciones en la mañana en un hospital en la ciudad de Nueva York y en la tarde volvíamos al estudio a grabar”, agrega.
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