Campesinos cubanos lamentaron ante medios independientes los robos y hechos delictivos insólitos que sufren a menudo, en medio de una de las peores crisis que enfrenta Cuba en las últimas décadas.
Un entrevistado de Sancti Spíritus declaró al diario 14yMedio que no solo hay robos en las zonas rurales, sino que están ocurriendo, a la vez, secuestros de animales. “Secuestran el animal y luego llaman al dueño para decirle que si quiere el animal de vuelta tienen que pagar”, dijo. “Lo han hecho ya con vacas y caballos”, precisó.
Asimismo, una familia de la misma provincia aseguró que les sustrajeron recientemente 50 quintales de frijol negro, valorados en 6.500 pesos cada quintal, siendo el tercer robo que sufren en un año. Los ladrones violentaron la puerta del almacén donde guardaban los granos, cerca de la casa donde viven, pero la familia no sintió nada.
“La policía vino y no tomó huellas, no hizo su trabajo bien”, denunció una de las fuentes. “Lo único que hicieron fue preguntar, que si escuchamos algo, que si sospechábamos de alguien; ellos trabajan con la información que tú le das, no con la que puedan buscar ellos”, explicó.
En el primer robo del que fueron víctimas, entraron a la casa y se llevaron todos los electrodomésticos de la cocina, por lo que se vieron a obligados a poner rejas en la vivienda. En la segunda ocasión, la reja no detuvo a los asaltantes y pudieron llevarse todos los sacos de abono para fumigar los frijoles. “Solo un campesino sabe lo difícil que es conseguir eso”, comentó.
Por otro lado, a los campesinos les preocupa las consecuencias ante las autoridades por hacer públicas sus denuncias con la prensa. “(…) Pueden ponernos los ojos encima y ver que no cumplimos los compromisos con el Estado, aunque casi nadie lo hizo”, dijo una fuente.
Aun así, otros aseguran que el problema no es nuevo, ya que cada año enfrentan situaciones similares. “Se llevan hasta el alambre de las cercas, así no se puede porque un día crees que tus campos están custodiados y cuando te levantas no hay cerca”, expuso un campesino.
La situación obliga a los ganaderos a organizar turnos de guardia nocturna e incluso a fabricar armas de fuego improvisadas a partir de tuberías metálicas. “Aquí ya no se puede dormir una madrugada completa, siempre tiene que haber alguien vigilando”, reconoce un productor.
“Al viejo tractor lo tenemos que estar velando todo el tiempo porque lo mismo te roban el petróleo y cuando te levantas tiene el tanque vacío que se roban las gomas o las llantas para usarlas en salidas del país”, agrega.
“Aquí por robarse hasta se llevaron hace unos días un par de botas de agua que eran mías y que estaban todas rotas, a mi hijo le llevaron varios sacos con semillas que tenía para sembrar y hasta el collar del perro un día se llevaron y no sabemos cómo fue, porque él ladra nada más ver gente que no conoce”, señala otro entrevistado.