Un cubano que se dedicada a la venta de drogas en la zona 4 de Alamar, en el habanero municipio de Habana del Este, fue arrestado en un reciente operativo policial, según informó en redes sociales el perfil oficialista La Página de Mauro Torres. De acuerdo con el testimonio de vecinos del lugar, la policía y agentes del Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) irrumpieron en la vivienda del sujeto, ubicada en el edificio A 28, apartamento 4.
Durante el registro, las autoridades le ocuparon al conocido como "Brisnar", el cannabinoide sintético conocido como "el químico", sustancia cuyo consumo va en aumento especialmente entre la juventud cubana. Según la citada fuente, se conoció que el detenido "fue responsable de la intoxicación de una persona por el consumo de esta sustancia".
La fuente oficialista no ofreció, como generalmente hace, otros detalles sobre las circunstancias del arresto del traficante de drogas. A inicios de esta semana fue noticia la muerte de un joven en La Habana tras caer de una azotea mientras estaba bajo los efectos de "el químico", sustancia que lamentablemente consumen una creciente cifra de jóvenes en la Isla. El fallecido era natural de la barriada de Santos Suárez, en el habanero municipio de Diez de Octubre.
En los últimos meses, impactantes escenas de jóvenes cubanos bajo el efecto de "el químico" han generado alarma tras viralizarse en redes sociales. En las imágenes se les suele ver en medio de convulsiones, gritos, pérdida de motricidad y en actos temerarios. Ante esta perturbadora situación, dentro de la peligrosidad que infiere cada droga ¿qué es “el químico”?
Pues, "el químico” pertenece al grupo de los cannabinoides sintéticos, que son sustancias diseñadas para imitar los efectos de la marihuana pero que, en realidad, son mucho más potentes y peligrosas. Esta droga se produce de manera clandestina y sin controles sanitarios, utilizando ingredientes tóxicos de bajo costo como formol y anestésicos veterinarios, que se atomizan sobre hierbas secas para su posterior consumo en cigarrillos adulterados.
“El químico” puede ser hasta cien veces más potente que la marihuana, lo que lo convierte en un arma de adicción inmediata. Tiene una alta demanda entre los jóvenes debido a su bajo costo inicial y a la rapidez con que produce efectos psicoactivos. Los efectos son inmediatos y devastadores: a corto plazo, puede causar euforia, alteraciones de la percepción, náuseas, taquicardia, convulsiones y pérdida de control muscular, entre otros síntomas.
A largo plazo, el daño es irreversible, afectando la salud mental con trastornos como ansiedad, psicosis y alucinaciones, así como la salud física con insuficiencia renal, hepática y cardíaca. Es una droga que se fabrica sin respeto alguno por la vida humana y que, debido a su origen ilegal, las concentraciones de sus componentes son impredecibles, lo que aumenta el riesgo de intoxicaciones y muertes por sobredosis.
En días recientes, una especialista del Centro de Deshabituación de Adolescentes describió en declaraciones a Cubadebate el impacto destructivo de esta droga en los jóvenes, quienes suelen desconocer completamente su composición.
“La ingenuidad y la falta de información hacen que no se detengan a reflexionar sobre lo que están consumiendo y rápidamente quedan atrapados en un estado de esclavitud por la sustancia”, describió Elizabeth Céspedes Lantigua. La facilidad de acceso, el bajo costo y la proliferación de estafadores que imitan estas drogas sintéticas han agravado el problema.
Mientras se intensifican las operaciones antidrogas en el país, el fenómeno refleja una urgente necesidad de fortalecer las estrategias de prevención y educación, en un contexto regional y global donde el narcotráfico, las rutas marítimas y la expansión de drogas sintéticas continúan poniendo en jaque la seguridad y la salud pública.
En septiembre, un total de 22 personas fueron detenidas en La Habana, acusadas de vender "el químico". Esperemos que las sanciones sean tan duras como la mayoría de las que han sido impuestas a los presos políticos porque estos detenidos de conciencia social no son delincuentes y sin embargo, purgan penas como tales mientras los malhechores salen en dos o tres años para volver a delinquir.
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